La «maldición» de la Ducati Panigale
Preciosa hasta decir basta. La Panigale V2 1199 vio la luz en 2012. Las expectativas levantadas ante su inminente llegada a las pistas de todo el mundo y por supuesto a las de España fue digno de «Premiere Internacional». La presentación relámpago de la 1199 fue en Abu Dabi, en el circuito donde se corre la Formula 1… Pero de día. Hasta allí viajo un servidor con otros compañeros de diferentes medios. Entre los invitados, y maestro de ceremonias en la rueda de prensa inicial, Troy Bayliss, que se acababa de proclamar campeón del WSBK con la 1198R. Tras una espesa descripción técnica, el australiano tomo la palabra y dijo: «Hola chicos, esta es la mejor Ducati que he probado en mi vida». Ojiplático, no veía el momento de que llegara el día siguiente para saborear la espectacular Panigale 1199… Ni yo, ni ninguno de los presentes, que como podéis imaginar eran muchos. Para una moto estandarte como esta la marca «echa el resto», y no escatima a la hora de tratar de que la prensa especializada de todo el mundo tenga la oportunidad de probar en primicia su nuevo modelo.
Llegó la hora
El día amaneció reluciente, como no podía ser de otro modo en el país árabe. El hotel 5* estaba en el propio circuito «lujos asiáticos que hay por aquellos lares». Lógicamente moto y pista serían nuevos para mí, pero lo cierto es qué, tratándose de una presentación, es algo habitual, y como tampoco se trata de batir ningún récord y uno está más que acostumbrado pues no estresa lo más mínimo. Tras un par o tres de vueltas de calentamiento para ver hacia dónde va el circuito ya empezamos a apretarle un poco a la Panigale. La electrónica de vanguardia «se sale», pero en la larga recta de Abu Dabi, exprimiendo el motor al máximo, me da la impresión de que corre «poco». Entiéndase que lo entrecomillo. Por aquel entonces, si pensamos en prestaciones, todo se comparaba con la S1000RR de BMW, y lo cierto es que me impresionó poco. Bueno, no pasa nada. Su chasis monocasco sería el colmo de la perfección en curva…
…O eso pensaba yo. Tras varias mangas y ya rodando a buen ritmo me sorprendió la estabilidad en la frenada e impresionante apoyo del tren delantero. Además de la agilidad en los cambios de dirección. Pero detrás… No había manera. Aunque parezca mentira, la moto no es que no traccionara, es que no lo hacía con nobleza. Ajustamos varias veces los reglajes del amortiguador y los técnicos de Pirelli estuvieron cambiando ruedas como si fueran gratis. El trasero se rompía en cada salida a pista. Y yo no era el único al que le pasaba.
El presagio
Vaya por delante que por supuesto no soy ni adivino ni el mejor piloto. Tampoco el mejor periodista probador del mundo en ese momento (O sí, de esto último tengo mis dudas, «¡es broma!»). Pero salí de Abu Dabi pensando y diciendo, y hay más de un testigo, que esa moto no triunfaría a alto nivel como la gente pensaba… Y así fue. A nivel local o nacional tuvo sus éxitos, contados, con muchísima inversión y desarrollo encima, pero en el WSBK, nunca dio la talla que se esperaba de ella hasta casi el final de sus días. Cuando llevaba muchos años de evolución. El «enorme» Carl Foggarty dijo que esta ha sido la única Ducati que no ha ganado un título mundial de WSBK porque nunca tuvo un piloto de élite de verdad encima en su larga trayectoria. Podría ser también.
Hice varias pruebas y comparativas posteriormente con ella, y siempre fue superada en configuración de serie con pilotos profesionales a sus mandos. No sólo por un servidor. Por muy poco. Pero superada. Y hacerla suficientemente competitiva no era caro, era carísimo.
Cuando apareció la Panigale 1299 unos años después, si pude comprobar que estábamos frente a una moto realmente a la altura de la competencia. Por prestaciones y mejoras en otras aspectos. Pero claro, la 1299 no era una moto homologada para correr, estaba súper vitaminada a base de cilindrada. Aquella moto se disfrutaba de lo lindo, parecía otra. Era puro placer para los sentidos. Dos jornadas de test en la pista de Alcarrás con alemanes e italianos me sacaron muchas sonrisas. Y la moto más excitante fue sin duda alguna aquella Panigale 1299. Una moto digna de su precio, su equipamiento y renombre.
¿Continuará la «maldición» de la Panigale?
La moto que lleva el nombre del barrio donde se fabrican las Ducati en Bolonia parece perseguida por la desdicha en la alta competición. La Nueva Panigale V4 arrasó el inicio de WSBK con nuestro Álvaro Bautista a sus mandos un par de temporadas atrás, pero inexplicablemente se dejo el campeonato en el camino. El año pasado más de lo mismo… ¿Qué será de la Panigale en 2021? De serie es una moto de bandera, absolutamente intachable, y realmente poco accesible económicamente también, todo hay que decirlo. ¿Pasará a la historia como la segunda Ducati y también Panigale que nunca ganó un titulo Mundial? Yo creo que no, pero sólo el tiempo lo dirá.