Kawasaki Z900 2020. Prueba. ¡Más electrónica!
Rodar por un buen tramo de curvas de montaña a los mandos de la Kawasaki Z900 es mucho más que eso, es sinónimo de disfrutar. El cuatro cilindros en línea se muestra pleno a prácticamente cualquier régimen, y jugar con el cambio, perfectamente asistido por un embrague antibloqueo que actúa muy bien, es cosa de coser y cantar. Lo que no tiene, también conviene recordarlo, es “quick Shifter” o cambio asistido, para subir de marchas sin cortar gas.
Por otro lado, si tampoco tienes ganas de efectuar una conducción excesivamente deportiva, te deleita con unos bajos y medios más que suficientes como para rodar en una marcha larga, sin tener que estar pendiente de las reducciones de velocidades incluso a la hora de abordar un adelantamiento.
A los mandos
La ergonomía en este ambiente es muy correcta, y sientes un perfecto control sobre el conjunto, aunque para ciudad y autopista las piernas van muy flexionadas. Gracias a la nueva gestión electrónica el primer golpe de gas se ha suavizado considerablemente. Lo suficiente como para que la conexión entre el acelerador y la rueda trasera no sea excesivamente directa, y no provoque sensación de tirones.
El apoyo en curva es muy correcto, el chasis tubular de acero mantiene a la Kawasaki Z900 por la trazada correcta sin remilgos, y las suspensiones trabajan correctamente. Puedes conocer su potencia máxima verificada en nuestro banco siguiendo el enlace.